Villafranca del Bierzo


Villafranca del Bierzo es un municipio y localidad situada al oeste de la comarca de El Bierzo, en la provincia de Leóncomunidad autónoma de Castilla y LeónEspaña. En ella confluyen los ríos Burbia y Valcarce. Es uno de los municipios leoneses en los que se habla gallego.

 

Hachas neolíticas, una punta de lanza de bronce y un supuesto ídolo de la Edad del Bronce, conservados en el museo de los PP. Paúles, son los testigos materiales de una población que tendría ya cierta importancia en época prerromana y romana, a la vista de los abundantes restos castreños y de las explotaciones auríferas.

 

El cercano Castro de la Ventosa, nos da fe del emplazamiento de la primitiva ciudad celta de Bergidum, luego trasladada a Cacabelos con el nombre de Bergidum Flavium como capital del Convento Jurídico de Astorga. Y por la zona discurrirían las calzadas prerromanas XIX y XX mencionadas en el Itinerario de Antonino.

 

La cita más antigua conocida sobre la zona es de época de Bermudo I el Diácono, por el año 791, como lugar de una batalla, librada junto al Burbia, entre los musulmanes que regresaban de Galicia y los cristianos del rey asturiano, quedando diezmadas sus huestes en la refriega y cediendo la corona a su sobrino Alfonso II el Casto.

 

El comCompostela, tras el descubrimiento del cuerpo del Apóstol en el año 813, y las dificultades para atravesar el Camino hacen que vayan surgiendo núcleos privilegiados para asistencia de los peregrinos y Villafranca sería la antesala del angosto valle del río Valcarce, junto a los pasos o puentes sobre el río Burbia, el Valcarce y el arroyo de la Barboriña, constituyendo el término de una de las jornadas de peregrinación a Santiago en elCodex Calixtinus. (Rabanal-Villafranca-Triacastela).

 

Aunque la leyenda relacione los orígenes de Villafranca con los vaqueiros de Tineo y Luarca que bajaban a las brañas de Valdeprado y Leitariegos y que, deseando valles de mayor bonanza, confiaron la búsqueda en una vaca blanca que vino a asentarse en Villafranca, el origen más propio se asocia al monasterio de Santa María de Cluniaco ó Cruñego, donde benedictinos franceses de Cluny –los monjes negros- se asientan en 1070 bajo el reinado de Alfonso VI, para atención de los peregrinos franceses y trayendo, entre otras cosas, el cultivo de la vid. También se asocia a los hospitales para atención de peregrinos que surgen a lo largo de la Ruta.

 

Junto con lo anterior, se fue formando un burgo de francos, peregrinos franceses que permanecerían en estas tierras y que daría el nombre “villa francorum” e importancia a la población. Sin duda se establecerían también judíos, gallegos y gentes de otras tierras. También se habla de villa sin franquicias. Durante varios siglos tendría dos corregidores, uno para los francos y otro para los del lugar.

 

El auge de la ruta inclina al rey Alfonso VI a otorgar una cédula el 17 de diciembre de 1072, eximiendo a los peregrinos del pago del portazgo que exigía el castillo de Santa María de Autares, próximo a Villafranca, en “ofrenda al Apóstol bajo cuyo poder está toda España”.

 

También es mencionado el Vico Francorum en un documento de 1120 y se conservan otros que recogen transacciones urbanas (1147) ó licencias (de doña Urraca a Pedro Bruno en 1152 para construir un horno). En 1186, el obispo de Astorga obtuvo una bula papal para fundar una iglesia en suelo próximo a Villafranca, que pudiera ser la de Santiago, donde los “concheiros” imposibilitados de concluir la ruta jacobea podrán aquí ganar el jubileo.